Mipsterz y Chripsters: la cara hipster de la religión.
¿Quién dijo que la religión no estaba de moda? En realidad no lo está, que nosotros sepamos. Pero la sombra de lo hipster es alargada, y todo el mundo quiere cobijarse en ella. Esta subcultura contemporánea asociada a la música y cine indie que aspira a no pertenecer a ninguna moda en concreto y a todas en general y obliga al género masculino a dejarse crecer una barba salvaje y al femenino a vestirse como Meryl Streep en Los puentes de Madison le ha tocado el corazoncito a los jóvenes religiosos, y no siempre con la aprobación de los veteranos. Os presentamos a los Mipsterz y a los Chripsters, dos corrientes hipster que llevan por bandera las religiones musulmana y cristiana respectivamente.
Mipsterz
¿Qué
es un mipster? Fácil: una combinación de musulmán y hipster. Los
mipsterz son una nueva tribu urbana que defiende que los jóvenes
musulmanes –musulmanas, sobre todo- también siguen las tendencias, les
interesa la moda, el arte, la música o la arquitectura.
Todo empezó como una reacción al mensaje lanzado por Pamela Geller, una famosa islamofóbica estadounidense fundadora de la organización Stop Islamization America, que
pretendió propagar un mensaje pegando carteles en el metro de Nueva
York que invitaba a abandonar la religión musulmana y responsabilizaba a
este colectivo de cientos de ataques terroristas.
Chripsters (Cristianismo hipster)
Al
parecer, las iglesias de ciertos barrios americanos llevan una
temporada colmadas de fieles con aspecto más propio de un festival indie
que de misa de doce. Hablamos de los chripsters, jóvenes greñudos
practicantes del hipsterismo más religioso y tradicional, una corriente
que nació hace unos tres o cuatro años en Estados Unidos, donde se
concentra básicamente la totalidad de estos practicantes de la religión
cristiana modernos por fuera, conservadores por dentro.
Los cristianos hipsters pretenden demostrar que alabar a Dios no está reñido con lo cool y,
un poco a la manera de los evangelistas o testigos de Jehová, se
convierten en una especie de predicadores de valores para muchos
anclados en el pasado.
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